Hay momentos cada año que tienen un toque de magia — y uno de ellos es el cumpleaños de Frank en noviembre.
Desde hace muchos años tenemos una tradición: Laura organiza un viaje sorpresa, y Frank no tiene ni idea de adónde van.
Las únicas pistas llegan con las instrucciones de equipaje: “elegante”, “calentito”, “cómodo”.
El resto sigue siendo un misterio hasta que estamos en la puerta de embarque.
Este año, el destino fue Basilea.
Y sinceramente, no podría haber sido más perfecto.



Basilea – Una Ciudad Iluminada por la Luz de Noviembre
Nos encantan las ciudades que respiran arte — y Basilea es definitivamente una de ellas.
En nuestro primer paseo junto al Rin sentimos inmediatamente: Aquí pasa algo.
Arquitectura moderna, energía creativa y esa claridad suiza que, aun así, se siente cálida.
Un escenario ideal para el fin de semana de cumpleaños de Frank.
Yayoi Kusama en Basilea – y Nosotros Dentro de Su Universo
La verdadera razón del viaje fue la gran exposición de Yayoi Kusama, una artista que nos fascina a ambos desde hace años.
Nuestras expectativas eran altas.
Y aun así fueron superadas.



Entrando en el Mundo de Kusama
Desde el primer momento nos atrapó la intensidad de su obra:
- esos colores brillantes y casi vibrantes
- los icónicos lunares
- esculturas que parecen de otra dimensión
- y por supuesto, los Infinity Rooms, que literalmente nos dejaron sin aliento
Para Frank, lo más impactante fue cómo Kusama utiliza la luz — no solo como iluminación, sino como parte esencial de la obra.
Ese juego entre material, reflejo y emoción se sintió casi como una conversación artística.
“Me quedé ahí pensando: Este es el tipo de arte que rompe límites — igual que el aluminio en mis propias obras”, dijo Frank después.
Un Vistazo a lo Infinito
Estar juntos dentro de un Infinity Room fue uno de esos momentos que te dejan completamente en silencio.
Rodeados de espejos, puntos y luz — y aun así muy dentro de uno mismo.
Una sensación difícil de describir y imposible de olvidar.



Arte, Arquitectura & Un Cumpleaños Inolvidable
Por supuesto, no solo visitamos la exposición.
También exploramos Basilea:
- cafeterías acogedoras brillando bajo la niebla de noviembre
- arquitectura moderna y a la vez poética
- galerías llenas de arte sorprendente
- restaurantes perfectos para largas conversaciones
Y sí — también hubo tarta de cumpleaños.
Y una cena que se sintió como unas mini vacaciones dentro del viaje.
Fue uno de esos viajes que te recuerdan:
La vida es arte. Y a veces pinta los cuadros más hermosos por sí sola.
Basilea y Kusama nos recordaron por qué amamos el arte:
Porque despierta algo dentro de nosotros.
Porque abre espacios.
Porque une a las personas.
Y porque, igual que las sorpresas, hace la vida más rica.
